La formación evoluciona lenta y progresivamente. Por ello, es difícil detectar cambios significativos de un año para otro. Sin embargo, sí podemos constatar qué tendencias cobran cada vez más importancia y, de ese modo, prever cuáles apuntan a consolidarse a lo largo de este año y los siguientes. 

La transformación digital y los cambios en la relación entre empresa y trabajador son, quizá, los dos aspectos que más fuertemente están determinando la deriva de la formación en la actualidad.


1. Formación mixta o híbrida

La excepción se está convirtiendo en la regla. Lo que hasta hace unos pocos años era minoritario, ha pasado a ser el estándar en los programas formativos.

Todos estamos al tanto del proceso de adaptación a marchas forzadas que supuso la pandemia. La formación, por supuesto, se vio también inmersa en este proceso. La formación virtual permitió seguir formando personas en las condiciones de participación remota impuestas por el confinamiento.

En el periodo post-Covid, de readaptación a la normalidad, la vuelta de las acciones presenciales no ha implicado el fin de la formación virtual. Al contrario: la tendencia es la coexistencia de los dos tipos de formación (virtual y presencial) en los programas. El incremento del teletrabajo ha sido también determinante en la implantación de este modelo, que permite a los empleados que trabajan desde sus casas acceder a la formación en igualdad de condiciones.

El modelo híbrido está generando una inversión en la metodología: es lo que se conoce como la clase invertida o “flipped classroom”. Los alumnos descubren y asimilan nuevos contenidos por e-learning, y el aula pasa a ser el espacio en el que se desarrollan los ejercicios, se resuelven dudas, se organizan debates… El formador pierde protagonismo en beneficio del alumno, en un planteamiento que aporta flexibilidad y mejora la calidad global de los programas.

Algunas empresas de referencia, como Morgan Stanley o Google, están cuestionando la eficacia de la formación virtual. Sus críticas ponen el acento en la situación de “aislamiento” del participante en las acciones formativas.

Y es que en este tipo de formación es clave utilizar metodologías que enganchen al alumno: mucha interactividad, diseños flexibles que se adapten a las necesidades del alumno y duraciones cortas. Abordo esto último en el siguiente punto.


2. Microformación o Nanoformación

Otra tendencia que llega pisando fuerte es la fragmentación de la formación. Se trata de atomizar los contenidos de modo que encajen en las apretadas agendas de los profesionales, píldoras de fácil “digestión” que puedan consumirse en los descansos, en el transporte, en las pausas entre tarea y tarea, etc.

En este modelo, la flexibilidad es total. En cuanto al diseño, los impactos se pueden concentrar en un día o programar a lo largo de varios meses. En cuanto al acceso a los contenidos, los alumnos pueden acceder a través de distintos canales que, por pura coherencia con el modelo, se enfocan en la formación virtual, casi siempre facilitada por proveedores externos.

Este tipo de formación representa el mejor ejemplo del famoso “menos es más”, principio según el cual reducir contenidos en volumen y complejidad, favorece una mayor comprensión, retención y práctica.

No todo el aprendizaje puede adaptarse a esta metodología, pero es una buena opción para determinadas materias, como pueden ser aspectos muy específicos de las soft skills o el acercamiento progresivo al manejo de herramientas informáticas.


3. Formación apoyada en realidad virtual 

La realidad virtual (VR por sus siglas en inglés) no podía pasar inadvertida a las empresas y proveedores de formación, dado su enorme potencial y sus innumerables aplicaciones. Esta tecnología sigue siendo minoritaria en este ámbito, pero comienza a hacerse un sitio tanto para desarrollar habilidades duras (manejo de maquinaria, por ejemplo) como blandas (en venta, negociación, etc.). Además, al ser completamente inmersiva, ayuda al alumno a enfocarse en la situación, asimilar más rápidamente las habilidades entrenadas y ganar confianza para ponerlas en práctica en entornos reales.

La evolución de la VR  la está haciendo cada vez más común y asequible: los cascos VR son cada vez más manejables, ligeros y baratos. La asignatura pendiente, por parte de las marcas, es la estandarización de hardware. Todo se andará.


4. Herramientas No Code

Las herramientas de diseño y producción de formación online permiten a un grupo cada vez más amplio de personas generar píldoras formativas a medida. Estas herramientas nos están liberando de la necesidad de recurrir a programadores profesionales. Con solo unos clics, con plantillas drag and drop, diseños colaborativos, etc., pueden obtenerse resultados profesionales. Además, este tipo de herramientas suelen ubicarse en la nube, lo que reduce mucho su nivel de mantenimiento.

Todo esto está provocando que las empresas sean cada vez más autosuficientes en la generación de recursos formativos a medida de sus necesidades. Por otra parte, potencia el papel del formador como creador y facilitador de contenidos en acciones de e-learning, y rentabiliza la formación, pues supone ahorrar tiempo y recursos que, de otro modo, habría que pedir al departamento de IT o a proveedores externos. Todos estos beneficios explican que este tipo de herramientas marquen tendencia en el ámbito de la formación.


5. Aprendizaje entre pares 

A día de hoy, cualquier método de aprendizaje que no incorpore tecnología digital es casi una rareza. Es el caso del viejo método que consiste en facilitar el intercambio de conocimientos, destrezas y experiencia entre dos trabajadores con perfiles diferentes (edad, trayectoria profesional, etc.), que comparten objetivos y se integran en un mismo equipo de trabajo.

Esta metodología se está incorporando cada vez más a los planes formativos, como alternativa efectiva, de bajo coste y muy adecuada al momento de cruce generacional que estamos atravesando, en el que conviven trabajadores marcados por una diferencia fundamental: digitales y no digitales.

El aprendizaje entre pares cobra especial relevancia cuando se busca consolidar las relaciones entre los miembros de un equipo. Además, aprovecha la experiencia que hay en la organización y reafirma la comunicación del empleado con la compañía, así como su confianza en ella. Eso sí, exige una cuidadosa programación que asigne tiempos de tutoría y aprendizaje, facilite las herramientas necesarias y prevea un permanente control de los avances.


6. Inteligencia artificial aplicada al e-Learning

En el ámbito del e-learning se vienen desarrollando desde hace tiempo soluciones interesantes basadas en la inteligencia artificial (IA). La utilización de simuladores para entrenar las habilidades soft está ganándole terreno a la formación presencial, abaratando costes, reduciendo tiempos y mejorando significativamente la medición del impacto. 

Por otro lado, la IA está permitiendo personalizar el aprendizaje a través de los Learnbots, capaces de automatizar el aprendizaje en base a los datos que tienen sobre nosotros, nuestro recorrido formativo y nuestra situación actual. Por ejemplo: a día de hoy se puede registrar el historial de aprendizaje de un alumno, compararlo con sus necesidades actuales, proponer acciones prioritarias o sugerir opciones formativas complementarias, todo ello de forma automatizada.

Se trata, en última instancia, de aprovechar las posibilidades que abre la explotación inteligente de los datos, en el ámbito de la formación.


7. Web 3.0

La web 3.0. supone un nuevo modelo de uso de Internet basado en la IA, el Big Data y el Blockchain, tecnologías centradas en el análisis de los datos y la interpretación de sus resultados, y que permite trabajar en un entorno más inteligente e interconectado. Aún es un entorno poco asentado y no se puede decir que vaya a ser dominante en 2023, pero es innegable que, poco a poco, va a ir adquiriendo cada vez más importancia. 

Una de las principales razones para aprovechar las posibilidades de la web 3.0 en el ámbito de la formación es lo que llamamos el aprendizaje personalizado. Y es que este entorno nos permite identificar y responder, de manera muy ajustada, a las necesidades del trabajador en cada momento de su vida profesional.

La formación adaptada a los empleados de Alto Potencial, con Itinerarios Planificados de Aprendizaje, pensados para cada perfil en función de su proyección hacia niveles superiores o funciones más exigentes, puede beneficiarse enormemente de las ventajas que ofrece la web 3.0. Pero también podemos aspirar a crear itinerarios planificados para toda la plantilla, a través, por ejemplo, de la matriculación automática de los trabajadores en base a criterios como la edad, su adscripción a cierto departamento o equipo de trabajo, su nivel de idiomas, etc.

En cualquier caso, todo esto no son sino estimaciones. Como decía al principio de este artículo, las tendencias en formación aparecen y se desarrollan lenta y progresivamente. A lo largo de 2023 y los siguientes años podremos constatar cuáles de estas tendencias terminan por consolidarse.
 


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